Sumergida en mis pensamientos, intento llegar a un abismo de tranquilidad sin conseguirlo. Todo se interrumpe cuando la intuyo próxima, no puedo verla, pero sé que está ahí. Acechando, esperando su momento, no es la primera vez que intenta arrastrarme a su ser. Hace tiempo logré vencerla, pero ahora estoy demasiado cansada. La llamo entre sueños:
- ¡Ven! -le ordeno.
Mi cuerpo se estremece al percibirla tan cerca, quiero que sea rápido, no quiero sufrir. No la temo pues todo lo que vine hacer a este mundo ya está hecho. He sido niña, joven, mujer, amante, madre y abuela. Las arrugas de mi piel indican todo lo que he vivido, lo que he soñado y lo que he perdido.
- ¿Por qué tardas tanto?
-le pregunto aun sabiendo que no obtendré respuesta.
Poco a poco mi cuerpo se
entumece, frío siento frío, quiero abrir los ojos, pero no me obedecen. Mi
cuerpo ya no es de mi propiedad, no me pertenece, nunca fue mío. Ahora mientras
me elevo como si fuera una pluma, me doy cuenta de que sin nada vine a este
mundo y sin nada me voy. No siento, no sufro, no lloro …
Inma Polo
Comentarios
Publicar un comentario