Las palabras matan, matan el alma y el espíritu de la persona de la que hablas. La verdad tarde o temprano sale a la luz, no hay que mentir sobre las personas que han formado parte de tu vida y que por circunstancias ya no pertenezcas a ella. No hables mal para quedar bien o para que creas que así te van a respetar más. Porque al final todo se volverá en tu contra, hay daños colaterales que ahora mismo no ves pero que a largo plazo traerán consecuencias, que nunca más podrás arreglar. Una vez hagas ese daño, nadie podrá confiar en ti y mucho menos la persona de la que hablas. Pon freno y mirate al espejo, reflexiona, ¿de verdad vale la pena? ¿que consecuencias traerá a tú vida o las personas que te rodean y todavía te quieren? Desea lo mejor y agradece lo que tienes todos los días.
Permanezco en el olvido, el silencio se hace eco de mis propias palabras que retumban en mi cabeza. Me doy cuenta de que ya no existo simplemente perduro donde una vez hubo infancia, juventud y vejez. Recuerdo el amor, esa palabra tan grande que dijeron que cambiaría el mundo en el que vives. Sentimientos que fluyen con una fuerza inesperada que no puedes controlar y que a su vez deseas olvidar, porque ahora no es el momento, porque ahora ya no soy. Inma Polo
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