Hoy he tenido una reflexión sobre la aplicación que todos
tenemos en el móvil, WhatsApp, donde puedes mandar mensajes en todo momento a
quien quieras, a cualquier hora y da igual en el lugar donde estés. Ahora
llegan unas fechas en las que personas que ni siquiera nos escriben durante
todo el año nos mandarán el típico mensajito navideño y se nos petara el móvil
o seguramente sufra un colapso y nos dejen sin memoria. Así que tendremos que
dedicar un día entero a borrar WhatsApp para liberar espacio. Pero en realidad
mi queja de esta aplicación es la siguiente, veo como gente de mi entorno sufre
por amor, sí, por amor, como lo leéis. Mensajes "de te dejo porque no nos
entendemos", o" te quiero, pero no sé lo que me pasa". Estoy
furiosa por cómo se están solucionando estas rupturas o diferencias entre las
parejas a través de WhatsApp. Antes no hace tanto tiempo, si querías
reconciliarte o cortar una relación tenías el deber de llamar a su puerta y
decirle en la cara lo que sentías. Sí, parece raro, pero era así, quedabas a
tomar café y le decías que ya no podías seguir. Le veías el rostro, como reaccionaban
ante tal confesión, en algunas ocasiones he visto reconciliaciones y en otra
simplemente aceptación. Por favor reivindico que, si tienes cualquier
diferencia o no estas a gusto con tu actual pareja, llamal@ y mírale a los ojos
cuando te sinceres porque se lo merecen. Merecemos que cualquier problema que
tengamos lo digamos mirando a los ojos de la otra persona, que veamos sus
sentimientos, sus reacciones, porque estamos olvidando que somos personas, no
máquinas, a las que puedes mandar un simple mensaje y solucionarlo como si
fuéramos robots. ¿De verdad estamos tan ciegos que no vemos en que nos estamos
convirtiendo?
Inma Polo
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