Cuando tienes prisa por que todo llegue o suceda algo que crees que necesitas, te das cuenta que no ocurre como esperabas. Creerás que todo te sale mal, pero en realidad es un aviso para que aminores la marcha. Reduzca la velocidad y puedas pensar de verdad en lo que te hace falta en ese momento. La quietud es un punto de partida para llegar a tener claro nuestros sentimientos y objetivos sobre diferentes facetas de la vida. Las dificultades llegan para aprender, por más que quieras que la situación pase rápido ocurre todo lo contrario te quedas estancado y por ende no avanzas. Tranquiliza tu mente y cuerpo. Visualiza algo que te relaje e intenta no apresurarte, fluye con la vida y deja que te guíe. No pasa nada si todavía no estás donde quieres porque seguro te espera algo mucho mejor. Confía.